sábado, 4 de diciembre de 2010

La Tia Grimanesa

sLos anticuchos de la Tía Grimanesa


Por Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe
Su negocio debe crecer en lugar de estancarse.
Siendo un fanático acérrimo de ese clásico gastronómico de la ciudad que son los exquisitos anticuchos que la Tía Grimanesa nos ofrece con tanta dedicación y entusiasmo, desde hace mucho tiempo, en las calles de Miraflores, no puedo dejar de respaldar al municipio en su decisión de que el puesto se instale en un local cerrado.
En octubre, la Municipalidad de Miraflores emitió una ordenanza que obligó al puesto de la Tía Grimanesa a salir de la tradicional esquina que ocupaba desde hace 37 años, en el cruce de la Av. Enrique Palacios y la calle 27 de Noviembre.
Por ello, debió mudarse a la tercera cuadra de la Av. 8 de Octubre en el mismo distrito. Sin embargo, esta ubicación es temporal pues el municipio ha determinado que no se le renueve la licencia a la reina de los anticuchos para desarrollar en la calle su oficio de anticuchera hasta que se mude a un local cerrado.
Varias voces han salido a defender la pretensión de la Tía Grimanesa de permanecer en la zona. "Yo quisiera que me dejaran todavía un tiempito acá en la calle de Miraflores. También el local lo quisiera acá en la calle de Miraflores y ahorita estoy con problemas de que no tengo licencia", señaló doña Grima.
Incluso, he visto a algunos comensales decir, en algunos reportajes de televisión, que si el establecimiento se mudara a un local cerrado, esos anticuchos "ya no serían lo mismo". Agregan que, "si se va a un restaurante, perderá todo el encanto, es algo turístico que debe conservarse".
Discrepo de esas opiniones y creo que el municipio está en lo correcto al no permitirle a la Tía Grimanesa continuar operando en la vía pública. Para empezar, cualquiera que haya ido una noche por el puesto –como yo lo hago de manera subrepticia cada vez que me animo a romper la dieta– se habrá dado cuenta de que, por la calidad de los anticuchos, el volumen del negocio debe ser bastante interesante.
Asimismo, la defensa de la ubicación tradicional del puesto de la Tía Grimanesa, o de cualquier otro similar en Miraflores o en otro distrito, no está considerando la externalidad negativa que genera el goce de los anticuchos de algunos en los vecinos del barrio que deben enfrentar la aglomeración de los vehículos, el olor y el humo, entre varios otros perjuicios.
¿Por qué impedir que este ejemplo valioso de emprendedora que es doña Grima, no siga avanzando gracias a su talento y esfuerzo?
La Tía Grimanesa debe recibir la asesoría para hacer crecer su negocio, empezando por su mudanza a un local cerrado y llegando hasta, eventualmente, una franquicia que podría ser sumamente exitosa.

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